En medio del auge de las cripto en Latinoamérica, Argentina ha sido uno de los países con mayor adopción. En 2018, su ciudadanía comenzó a sentir varios problemas económicos que estaban en estado de hibernación –es lo que tiene la economía… Si te equivocas el lunes, la bomba no explota el martes, sino al cabo de unos años-. Para poner las cosas en contexto: a finales de 2015, cada dólar estadounidense se negociaba a 9,85 pesos argentinos, y en diciembre de 2019 esa cotización era de nada menos que 62,99 pesos por dólar. Lo que para entonces ya parecía problemático acabaría siendo el preludio de algo todavía peor: en noviembre de 2023, Argentina registró una inflación de 12,8%, lo que anualizado sería aproximadamente 324,34%… un completo desastre.
Lo irónico del caso es que los argentinos no son ajenos a este tipo de situaciones. El 8vo país más grande del planeta es uno impresionante en todos los sentidos, tanto que cuando explotó su potencial, a finales del siglo XIX, ya se había convertido en uno de los territorios más ricos del planeta. Argentina fue capaz de medirse con países como Estados Unidos, Nueva Zelanda, Australia, Suiza y Bélgica, pero ese crecimiento acabó estancándose gracias a los vicios de la política. Las décadas de 1970 y 1980 fueron de auténtico terror, dado que los argentinos tuvieron que acostumbrarse a vivir con una moneda que cada vez valía menos. El punto más bajo llegó en mayo de 1989, cuando se registró una hiperinflación de 764%.
Históricamente, los argentinos han sido un pueblo de aguante, eso es algo que nadie puede negar. No obstante, desde hace mucho tiempo que se enfrentan a un problema serio: décadas de 0 confianza en su moneda nacional. Puede que hoy en día a los jóvenes latinos les parezca que Venezuela inventó la inflación o alguna fantasía similar, pero lo cierto es que, mucho antes de que el país caribeño comenzara a hacer las cosas realmente mal, Argentina ya era una de las naciones más indisciplinadas del mundo en materia económica. Los argentinos se acostumbraron a ahorrar en dólares, por lo que cada vez que estalla una crisis ya saben dónde acudir; de hecho, se estima que, fuera del sistema financiero local, los argentinos guardan más de 277.000 millones de dólares.
Pese a una preferencia por el dólar que difícilmente llegue a su fin, lo cierto es que el país que vio nacer a intelectuales como Domingo Faustino Sarmiento y Jorge Luis Borges, ante el agónico abrazo de una nueva crisis económica y fiscal –que aún está transitando-, abrió sus horizontes para dar cobijo a las criptomonedas. Un dato más que interesante trascendió la semana pasada, ya que en el marco de una iniciativa impulsada por Lemon, un exchange local, Tierra del Fuego –la provincia menos poblada de Argentina- se posicionó como una de las locaciones con mayor volumen de operaciones cripto dentro del país. Es dentro de esta jurisdicción que están radicados los proyectos de minería cripto más importantes de Sudamérica, debido a su clima helado y a sus notables beneficios impositivos.
En febrero de este año, en su informe “Estado de la Industria Crypto 2023”, la gente de Lemon aportó evidencia que refleja a la Argentina como una de las naciones líderes en materia de adopción cripto en Sudamérica. En dicha publicación se sostiene que, entre junio de 2022 y julio de 2023, el país austral superó el volumen de transacciones en criptomonedas de Brasil –que posee una economía mucho más grande- con 85,4 mil millones de USD; también se estableció que “más de 40 millones de personas tienen criptomonedas en America Latina”, y que Argentina es, precisamente, el territorio que lidera la adopción per cápita: “4 de cada 10 usuarios activos de apps cripto en la región están en Argentina”.
“En Argentina, hay más de 10 millones de cuentas de criptoactivos abiertas según la Comisión Nacional de Valores (CNV). Esto equipara la cantidad de cuentas abiertas en el mercado de capitales tradicional, entre fondos comunes de inversión y subcuentas comitentes. Dichos números son una clara manifestación de la falta de confianza en los sistemas actuales de estado y dinero.
Aunque suene paradójico, los problemas del peso argentino, sumados al alto acceso a internet (+92% de los hogares en el tercer trimestre de 2023, según el informe del INDEC) que tiene el país, nos dieron una ventaja competitiva en adopción de una de las tecnologías más importantes de la historia.
Si bien la atención no debe centrarse solo en la crisis económica actual, esta desconfianza generó una predisposición única en la población argentina en adoptar nuevas maneras de ahorro, inversión e incluso de relacionarse con su dinero”.
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Lo podemos calificar como un hecho: los argentinos ya no solo están interesados en refugiarse en el dólar, sino también en los criptoactivos. A finales de 2023, Chainalysis publicó su conocido Índice de Adopción Global de Criptomonedas, en el que Argentina figuró en el puesto número 15 a nivel global. Entre las naciones latinas, el país fue superado sólo por Brasil (puesto 9), y su característica mejor puntuada fue el “valor recibido del servicio centralizado minorista” … Esto tiene que ver con la cantidad total de criptomonedas que reciben los usuarios a través de exchanges centralizados.
“Los países de ingresos bajos suelen ser naciones en desarrollo, con industrias y poblaciones en expansión. Muchos de estos países han visto un notable crecimiento económico en las últimas décadas, logrando salir de la categoría de ingresos bajos. Además, es relevante destacar que el 40% de la población mundial reside en países de ingresos bajos, más que en cualquier otra categoría de ingresos. Si estos países representan el futuro, los datos sugieren que las criptomonedas jugarán un papel crucial en ese futuro”.
Ahora bien: ¿Qué hay de la relación entre el actual gobierno argentino y el sector cripto? Lo cierto es que el presidente Javier Milei nunca ha ocultado su simpatía por Bitcoin y las criptomonedas –incluso desde antes de su llegada al poder-. Sin ir muy lejos, hace unos días el primer mandatario recurrió a su cuenta de X para expresar que su plan de estabilización incluye que Argentina goce de una “libre competencia de monedas”, y que no hay ningún inconveniente si los ciudadanos deciden aceptar BTC u otros activos digitales en sus negocios. El problema está en que, meses atrás, Milei tuvo que retirar los incentivos cripto que había introducido en un proyecto de ley con el que pretendía dar inicio a su gestión. El presidente tiene minoría en ambas cámaras parlamentarias –diputados y senadores-, por lo que constantemente necesita ceder algunas iniciativas si quiere ganar el apoyo de los bloques más dialoguistas y así poder aprobar reformas.
No obstante, el presidente no se rindió y semanas atrás volvió a introducir la sección referente a las criptomonedas en un nuevo borrador de la llamada Ley Bases, la cual, después de múltiples debates y con muchas alteraciones, recibió aprobación tanto en diputados como en el senado. En definitiva, habrá cambios que impactarán a millones de usuarios que poseen criptos. Y es que, tan pronto como la normativa entre en vigencia, se podrán blanquear activos digitales y otros bienes similares, aunque de momento no estará permitida la declaración de criptomonedas que el usuario tenga en el extranjero.
Aparece entonces una ambigüedad: el gobierno deberá aclarar si las cripto contenidas en wallets de autocustodia están dentro del país o no; aquellos que declaren montos en cripto por debajo de los 100 millones de pesos argentinos, pues no estarán sujetos al pago de impuestos sobre bienes personales. Las tasas impositivas varían entre el 0,5% y el 1,5% dependiendo del valor de los bienes que excedan el mínimo no imponible.
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