El futuro del e-commerce: el rol de la web 3.0 y las criptomonedas

Published on February 7, 2024
By: Ergim Truefen

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La innovación tecnológica, fruto de la acción humana –ese proceso dinámico que incluso cooptado es capaz de abrirse camino entre múltiples grietas-, avanza a pasos agigantados, tanto que incluso las personas vinculadas al desarrollo de software, en ocasiones pueden sentirse un poco abrumadas. ¿Recuerdan cuando el contenido de la web era única y exclusivamente de lectura, allá por la década de los 90? Sólo visualizarlo produce gracia y ternura, pero lo cierto es que, al margen del encanto inherente a la nostalgia, regocijarnos por lo mucho que hemos conseguido avanzar es algo que nunca sobra, en especial si caemos en cuenta de las posibilidades aún más excitantes que están por venir. Aunque cueste creerlo, apenas es el comienzo… Cuando una era termina, una nueva inicia. Las páginas web estáticas conformaron la generación de la Web 1.0, dejando las bases para el salto cuántico que más tarde traerían las redes sociales y el contenido generado por los usuarios.

Así pues, pasamos de visitar espacios HTML básicos a subir fotos y vídeos de nuestros momentos favoritos –sacando provecho de velocidades a Internet más rápidas-, e incluso a compartir un CV para tener, en minutos, la posibilidad de lograr una entrevista de trabajo –imposible olvidar aquellos tiempos en los que teníamos que enviar nuestro currículum vía correo tradicional-. Con la irrupción de la Web 2.0 fuimos testigos de una estructura digital muy sofisticada, la información comenzó a fluir en ambas direcciones y no se escatimaron con las mejoras a los navegadores web. Luego de más de dos décadas, nos encontramos ante otro punto de inflexión, uno que promete obtener rédito de conceptos tan vanguardistas como la inteligencia artificial (IA) y las criptomonedas. La Web 3.0 representa la siguiente fase a la versión actual de Internet, y sí, podemos afirmar, sin temor a equivocarnos, que su llegada viene alimentada e inspirada por la tecnología Blockchain.

Descentralización

Es todo sobre este simpático concepto, por eso fue elegido como el eje de nuestra primera nota y siempre ha estado presente. Para poner las cosas en contexto, la descentralización, dentro del ámbito Web 3.0, vendría siendo lo que el libre mercado representa en el crecimiento económico de un país, es decir, el motor de toda la maquinaria. Con la nueva iteración de Internet se pretende que los usuarios tengan un mayor control sobre sus datos y experiencias, por lo que Blockchain, debido a sus propias características, como la ausencia de una autoridad central, la posibilidad de aportar soluciones seguras en materia de identidad y la capacidad de automatizar procesos con sus contratos inteligentes, juega un papel fundamental. Estos aspectos impactan de lleno en la forma en que se almacenan y comparten los datos, lo que se traduce en el desarrollo de entornos web más eficientes y transparentes.

En la exploración de un camino en el que se plantea permitir interacciones más seguras y personalizadas, surge la necesidad de incorporar tecnologías como, por ejemplo, la inteligencia artificial (IA); de hecho, la Web 3.0 se centra en el análisis de los datos para proporcionar una búsqueda semántica, la cual va más allá de apoyarse en palabras clave. La IA es perfecta para el desarrollo de algoritmos de búsqueda en pro de optimizar la precisión de los resultados.

Por otro lado, los asistentes virtuales y chatbots alimentados con IA se traducen en aportar valor agregado al usuario guiándolo con consejos y tips, para lograr, por ejemplo, que una experiencia de compra sea lo más intuitiva posible. Incluso hay beneficios que repercuten de lleno en el ámbito Blockchain, ya que la IA puede contribuir a una interpretación más eficaz y precisa de grandes bloques de datos, fortalecer la gestión de identidad mediante la implementación de avanzados sistemas de verificación biométrica, ser utilizada para lograr algoritmos de consenso más eficientes y escalables, y, por supuesto, en la optimización de los contratos inteligentes para que estos se adapten mejor a situaciones dinámicas.

E-commerce

No hay lugar para dudas. Web 3.0, Blockchain e inteligencia artificial (IA), todo está conectado pensando en dar más relevancia al usuario. Esto supone un panorama muy fructífero para sectores que de por sí buscaban reinventarse por medio de las criptomonedas. Un ejemplo es el sector e-commerce. Con la Web 3.0, la intención de muchos desarrolladores es evolucionar a las plataformas de comercio descentralizadas. Explotar el potencial de los contratos inteligentes es vital para que los individuos puedan comerciar con una mayor libertad, brindándoles seguridad y confianza ya que sólo se compartiría la información estrictamente necesaria para realizar una compra.

Llegados a este punto, conviene rescatar el concepto de tokenización explicado en nuestra nota sobre los NFTs, pues la Web 3.0 creará el marco ideal para la formación de comunidades de usuarios que no sólo deseen adquirir derechos digitales de propiedad, sino también contar con participación activa en la toma de decisiones. Ahora, teniendo claro que cada uno de estos conceptos gira alrededor de la ausencia de una autoridad central, el escenario es idílico para traer innovación a múltiples esquemas de negocios –las personas dejan volar su creatividad cuando tienen la certeza de que no habrá imposiciones ni trabas en el camino-; ergo, el e-commerce. El objetivo es abandonar cosas como la vigilancia y los anuncios invasivos, otorgar más libertad. Los vendedores podrían tener una mejor lectura de nuestras necesidades, y los compradores, entre otros aspectos, obtendrían beneficios dentro de programas de recompensas. Todo el mundo gana.

La complejidad y el potencial transformador de la Web 3.0 promete un panorama incapaz de ser censurado o restringido, en el que diferentes tecnologías y conceptos confluyen para que el usuario goce de una experiencia altamente personalizable. Se está calentando motores para ofrecer un estándar nunca visto de interoperabilidad entre plataformas, lo que aportará a los usuarios una mayor fluidez para navegar, llevar consigo su historial de compras y obtener beneficios a través de recompensas que podrían ser transferibles.

Somos conscientes de que habrá desafíos. Por nombrar algunos: convencer a los usuarios de que los modelos tradicionales de Internet pueden evolucionar hacia esquemas descentralizados, la complejidad que supone la tecnología Blockchain –aquellos que no están familiarizados con el mundo cripto podrían sentirse intimidados- y el desencanto que produce en los más conservadores la volatilidad de las criptomonedas. Es clave la elaboración de contenido educativo basado en la evidencia empírica. Al principio habrá personas sin ningún interés en valorar información que no enaltezca los medios sociales y de compra/venta ya establecidos. A este tipo de personas volveremos luego, cuando hayamos captado la atención de un buen porcentaje de usuarios que ya mismo tienen hambre de innovación y las nuevas tecnologías cuenten un mayor nivel de madurez.

En medio de esta revolución, nosotros no nos quedamos atrás y ya contamos con un as bajo la manga: el protocolo LOAD, una estructura open-source que desde ya buscamos edificar como un pilar en la Web 3.0. Queremos empoderar a la comunidad a través de Hamza.biz, una atractiva plataforma que garantizará transacciones rápidas y eficientes, permitiendo el surgimiento de nuevos mercados globales y locales. Lo que tenemos en mente va más allá de poner en marcha un nuevo token. Aunque para algunos resulte difícil de creer, apenas es el inicio de los cruces emocionantes entre las compras en línea y la participación comunitaria. La nueva generación de Internet está a la vuelta de la esquina y hay que aprovechar las soluciones atractivas que ponga a nuestra disposición.